¿Machista o feminista?
¿Machista o feminista? ¿Te han hecho esta pregunta alguna vez?
Si eres como la mayoría de personas es probable que sientas cierta tensión al escuchar estas palabras. Una alerta de que se vienen curvas.
- El machismo como ideología defiende la superioridad del hombre frente a la mujer.
- El feminismo, pese a abogar por la igualdad entre géneros, acostumbra a entenderse como opuesto de machismo (lo que en realidad sería el hembrismo).
Al evocarnos a una relación jerárquica, estas palabras activan un mecanismo de defensa que vela por protegernos y defender nuestros derechos.
Machismo, feminismo y el poder de las ideologías
Hemos convertido algo tan natural como ser hombre o mujer en una batalla entre géneros, que:
- Dificulta la convivencia.
- Limita nuestro desarrollo.
- Y nos aleja de personas que nos importan.
¿Cómo hemos llegado a esta situación?
Roles de género y sistema patriarcal
Los roles de género nacieron hace miles de años.
Con el propósito de promover la cooperación entre mujeres y hombres para el progreso de nuestra sociedad.
En un contexto en el que la fuerza era un valor para el trabajo (época de la revolución agrícola), el hombre asumió las tareas productivas y la mujer, un rol reproductivo. Hombres y mujeres se enriquecían mutuamente.
Con el paso de los años, los siglos y los milenios, la coyuntura ha cambiado. Gracias a la mecanización, esa fuerza física, protagonista en el contexto inicial, dejó de ser un valor diferencial, quedando obsoletos los tradicionales roles de género.
Y en la búsqueda de un nuevo equilibrio hemos olvidado el propósito de cooperación que inspiraba a nuestros ancestros.
Machismo y feminismo
A día de hoy nos encontramos en la siguiente situación:
- Hombres, en situación de privilegio, distorsionando las percepciones para entenderlos como justos.
- Mujeres en situación desaventajada, reclamando un trato equitativo para un desarrollo pleno, independientemente del género. En ocasiones, comunicando desde el dolor y el trauma.
Lo que podría ser un diálogo constructivo entre mujeres y hombres para sumar fuerzas y progresar, se ha convertido en una batalla entre géneros, con mirada individualista para conseguir o proteger derechos.
Destinar nuestra energía a dividir y luchar en lugar de multiplicar y cooperar es una batalla en la que todas las personas pierden.
¿Las consecuencias?
Mucha gente talentosa, con ganas de hacer las cosas bien. Y provocando con sus actos el efecto contrario.
Cuando las ideologías separan
El machismo y el feminismo han vestido de ideología algo tan natural como los roles de género, poniendo en tensión los diversos sistemas de los que formamos parte:
- La familia a la que pertenecemos.
- La empresa en la que trabajamos.
- La ciudad en la que vivimos.
- …
Hemos llegado a un punto en el que se nos ha complicado tanto la historia, que en el intento de actuar a gusto de todxs, no sabemos qué pensar, qué hacer, ni qué decir.
Misión imposible
Algo tan simple como tratar de ser “un buen hombre” o “una buena mujer” (alineándonos con nuestras aptitudes y valores), se ha convertido en la misión imposible de encajar en los distintos sistemas para conservar la pertenencia.
Una solución “sencilla”
A grandes problemas, grandes soluciones.
Dar la vuelta a esta situación podría ser relativamente fácil. Y si estás leyendo este post, ya has dado el primer paso, que consiste en tomar conciencia.
Para cambiar la realidad basta empezar con cambiar la mirada de competir a cooperar:
- Recuperar el propósito inicial de colaboración y progreso.
- Promover un entorno que respete y valore nuestra unicidad y talento.
- Abrazar la autenticidad de las personas, abandonando la lucha y los juicios de género.
A tener en cuenta
Partimos de una situación desigual entre mujeres y hombres., esto es una realidad. Por este motivo se necesitan medidas que acompañen el cambio. Las campañas institucionales y los planes de igualdad son algunos ejemplos.
Es posible que no sean medidas perfectas, pero poner en marcha nuevas iniciativas es la única forma de aprender y buscar la mejor fórmula. Cuidar con mimo cada situación, poniendo en el centro los valores de equidad y progreso, es clave para su éxito.
Cuando algo no funciona, mantenerlo igual es la peor opción.
Conclusiones
Los sistemas de creencias nacieron para unirnos como humanos y facilitar la cooperación. En el momento en que nos limitan y dividen se alejan de su propósito y pierden su razón de ser.
Las ideologías de género nos encasillan en roles obsoletos que nos distancian de nuestros valores y aptitudes innatas. Es hora de transformarlos para que cumplan su propósito.
El día que abandonemos la lucha por derechos para promover la cooperación habremos dado un salto cuántico como personas y como sociedad. Ese día caminaremos en la misma dirección, estaremos más preparados para afrontar los retos sociales, climáticos y económicos que desafían a nuestra actualidad.
El cambio de conciencia está en la base de la transformación.
Qué puedes hacer tú
El primer paso es darte permiso para mostrar tu yo más auténtico, dejando de alimentar estereotipos que no te representan, para empezar a actuar en coherencia con tu esencia y valores.
Y si tienes un equipo o comunidad a la que impactar, puedes acompañarla en el cambio de conciencia. Ayudarla a transformar la lucha de géneros en ilusión por cooperar. En Uttopy hemos preparado un montón de formaciones, talleres y charlas para ayudarte con este reto.
Si necesitas que te acompañemos llámanos o escríbenos, nos encantará conocerte y colaborar contigo.